El pasado 18 de agosto la ciudad de Coria inauguró su primera edición del Cauriarock, uno de los municipios que han apostado por expandir la Asociación Bellota Rock en el noroeste de Extremadura, junto a Ceclavín y Hoyos, celebrados los días 5 y 12 de agosto, respectivamente. El evento no solo consistió en las actividades musicales que dan nombre a la asociación, sino que se completó con actividades para todas las edades, destacando los juegos infantiles realizados a últimas horas de la tarde.
Los organizadores prepararon desde horas tempranas los últimos ajustes para el correcto transcurso del evento. El calor, para variar, hacía sudar a los componentes de los grupos, que desde las seis de la tarde estaban ya preparando las pruebas de sonido en la Barbacana, lugar privilegiado por la magnífica vista del actual castillo que mandó reconstruir D. García Álvarez de Toledo a finales del siglo XV. Mientras, el puesto de merchandising se levantaba para una noche esperada y trabajada durante meses, desde donde los organizadores, debido al apoyo de la gente, auguraban una noche mágica. Dos horas después, hacia las ocho, las actividades infantiles daban comienzo en la Plaza de la Paz, lugar improvisado debido a la afluencia de un mayor número esperado de niños. Desde la Barbacana se trasladó a los participantes por la Av. De Extremadura hasta el nuevo lugar, donde los globos de agua y las pinturas protagonizaron las actividades durante una hora y media.
Después de que la organización preparase la cena para los grupos, comenzaban los conciertos con un solemne minuto de silencio por las víctimas de los atentados en Cataluña. El grupo cacereño Arte Unfly se encargó de abrir el festival con sonidos de viento y de cuerda, destacando la magnífica bajista del grupo y el flautista que ululaba entre la percusión y el guitarra, envolviendo a los presentes en la histórica plaza. Les siguió DeMaera, venidos de Los Santos de Maimona, que a ritmos de ska, levantó los pies de algunos que ya llevaban más de una cerveza, con canciones propias y versiones de grupos como La Raiz, Manu Chao o Ska-p. El evento finalizó de la mejor manera posible, pues Prometeo, integrado por pacenses y un cauriense, versionó aquellas canciones ya olvidadas de Extremoduro de discos como Agila y Canciones Prohibidas de los años noventa y principios de nuestro siglo. Autorretrato, con sonido de trompeta, puso fin a los conciertos dejando a los presentes con ganas de una segunda edición.
Se estimó el paso de unas cuatrocientas personas, muchas de las cuales no dudaron en acercarse al puesto de merchandising para no quedarse sin su camiseta de la asociación, cuyo logo, nuevo y autóctono, lo realizó la artista cauriense Marlene Arjona.